Aprobada por unanimidad nuestra moción exigiendo compromisos concretos con la cultura.


Aquí os dejamos el contenido de la moción que presentamos en el último pleno y que fue apoyada por unanimidad con alguna enmienda para dotar a la ciudad de una sala municipal multidisciplinar, fomentar las actuaciones tanto en la calle, como en espacios privados, o también colaborar con el tejido cultural de base de la ciudad:

A finales de los años ochenta y principios de los noventa la ciudad de Torrelavega era un referente cultural y musical para toda Cantabria. De hecho, no sólo a nivel de la comunidad autónoma, sino que fuera de ésta, cualquiera que estuviese involucrado en el ámbito musical (promotores, discográficas, músicos y público en general) sabía que era una plaza muy fuerte. Por supuesto Santander también tenía su propio movimiento underground y fuera de estas ciudades también había bandas y lugares en los que organizar algunos conciertos, pero Torrelavega siempre fue considerada una ciudad en la que había mucho tejido subterráneo;  Muchas bandas activas, mucho público implicado, y varios locales en los que se podía actuar. Como recuerdo de aquella época nos quedan las noches del auditorium, la muestra de música de Torrelavega y los discos y VHS editados con bandas como King Coronados, La Burla, Cirugía, Elegidos o Galeón entre otros. Nos quedan los recuerdos de la Pista Rio, de varios conciertos coincidiendo de manera simultánea en Argumosa, de los eventos organizados en el ferial o incluso el Royal Palace o el Saja. Una efervescencia musical que fue retratada por el escritor Manuel Quintana Ortiz en su obra “Torrelavega Rock City” en la que podemos recordar aquella Torrelavega en la que la música en directo era parte cotidiana de la vida de los jóvenes.

Sin embargo hoy, en 2017 Torrelavega está herida de muerte en lo que a música se refiere. ¿Qué ha sucedido? Para empezar un cambio de paradigma a nivel cultural que no sólo afecta a esta ciudad, si no mucho más allá. Un mundo en el que todo va demasiado rápido y nadie se para a ver y a escuchar. A ello se le ha unido el auge de una industria del entretenimiento basado en el consumo y en el enclaustramiento. Más películas, series, juegos para disfrutar en casa o en solitario y menos interacción social en las calles, en los cines, en los bares, en las salas de conciertos.

Una gestión de los recursos públicos que tuviese como objetivo dinamizar la ciudad a nivel cultural y también económico debería optar por ponerle alfombra roja a cualquier iniciativa que pretenda sacar a la gente a la calle y no siempre ha sido así.

A principios de los años 2000 muchos músicos amateur de todo Cantabria salían a la calle bajo el lema “Músico Cántabro Busca Local para Tocar”, reclamando del ente público Salas en las que actuar y locales en los que ensayar, entendiendo que si la iniciativa privada no consideraba rentable esta actividad los ayuntamientos y el gobierno deberían considerarla tan valiosa como para intentar compensar esa carencia. En aquellos años MUCANBU gestionaba una página web en la que los músicos de todo Cantabria informaban de aquellas ocasiones en los que la policía local cortaba sus conciertos, por denuncias vecinales o sin ellas. Todas las semanas la lista aumentaba de manera dramática, llegando a situaciones tan absurdas como suspender la actuación de un cuentacuentos o de un mago, por carecer el local de licencia para espectáculos.

Ante esta situación los músicos planteaban pactar con los ayuntamientos y las asociaciones vecinales horarios en los que poder actuar, limitando los decibelios y teniendo en cuenta las características de cada local. Mientras los dueños de los locales intentaban hacer comprender a la administración que la legislación era demasiado poco flexible y contemplaba por igual cualquier tipo de espectáculo sin tener en cuenta la cantidad de gente que acudía, si era gratuito o de entrada, si el músico que actuaba era profesional o aficionado, o si se trataba de un cantautor o una banda de Heavy Metal.

En Torrelavega y en Santander se organizaron varios conciertos reivindicativos con gran afluencia de público en ambos casos, y sin embargo el futuro a medio plazo de las dos ciudades iba a ser muy distinto. Torrelavega había perdido su “Casa de la Música” y a nivel institucional se culpaba a las propias bandas de no haberla sabido cuidar y conservar, cuando en realidad lo que sucedió fue que el ayuntamiento abandonó a su suerte a los músicos cediéndoles el espacio pero sin invertir en sus reparaciones ni controlar su uso. Por poner un paralelismo tonto, la casa de la música sufrió la misma fortuna que hubiese sufrido la piscina municipal si después de inaugurada se hubiese dejado la puerta abierta 24 horas al día sin ningún control sobre quien usaba o dejaba de usarla.

Multa tras multa los bares aprendieron que organizar conciertos no era una idea rentable, los organizadores de conciertos no profesionales y las propias bandas, aprendieron que no se podía invitar a ningún grupo de fuera a actuar, porque probablemente tuviesen que cortar su concierto y por tanto perder dinero y lo que es peor, darse el viaje para no poder mostrar su trabajo en directo. La ausencia de Locales de Ensayo o la precariedad de los que existían (Cuadras, garajes…) fue cortando el flujo creativo y durante una generación completa pocas bandas nuevas surgieron en nuestra ciudad. La propuesta cultural fue limitándose cada vez más a iniciativas institucionales (De arriba a abajo), en lugar de surgir de la propia ciudadanía y los locales públicos legales para actuar (TMCE) eran inadecuados o inaccesibles para la mayoría de las propuestas. El trabajo incansable de algunas asociaciones (Industrias Portugal, por ejemplo) dio un pequeño balón de oxígeno pero más allá de eso la ciudad agonizaba.

Sin embargo, en Santander la evolución ha sido bastante diferente. En algún punto de esta historia alguien decidió proponer dicha ciudad como capital cultural europea y a pesar de que en ese momento Santander era un páramo, durante algunos meses la alcaldía abrió algunas rendijas que permitieron que el aire circulase. Se dio pie a que sucediesen actividades callejeras relacionadas con el arte, se abrió un poco la mano con las actuaciones en los locales de copas, se creó un espacio con dinero público para que las bandas ensayasen y actuasen y poco a poco el sector por sí mismo ha ido profesionalizándose de manera sorprendentemente rápida. (Aclaramos que el modelo dista mucho de ser perfecto, pero en esta comparativa no nos aporta nada entrar en esos detalles). La situación a día de hoy es que en Santander existen al menos cinco salas dotadas de técnico y equipo de sonido propio para organizar conciertos (Black Bird, Sala Cantabria, Niagara, Escenario Santander, Rock Beer the New) más varios bares que organizan conciertos de manera esporádica, mientras en Torrelavega la cantidad de locales con programación estable o esporádica es cercana a cero.

El resultado a nivel cultural es una catástrofe, habiendo pasado de ser uno de los ejes del movimiento alternativo a desaparecer como opción. A nivel económico, si se prefiere mirar así, también significa que toda la gente interesada en la música emigra, semana tras semana, a la capital llevándose también su dinero para gastarlo allí. Sabemos que la música en directo no es la gran salvación, ni cultural, ni económica, pero también sabemos que un pequeño motor puede ayudar a volver a ponernos en movimiento.

MOCIÓN

  1. El Pleno del Ayuntamiento de Torrelavega se compromete a fomentar y facilitar la celebración de actuaciones musicales en las calles de los distintos barrios y pueblos de Torrelavega, vinculando la concesión de subvenciones a la programación de grupos locales o comarcales.
  2. El Pleno del Ayuntamiento de Torrelavega se compromete, en el plazo máximo de un año, a crear la ordenanza de actividades culturales de base que facilite la accesibilidad en la obtención de licencias y permisos para la organización de eventos musicales en espacios privados como bares o salas, así como en espacios públicos de la ciudad.
  3. El Pleno del Ayuntamiento de Torrelavega se compromete a apoyar y posibilitar todo el trabajo de las asociaciones de nuestro municipio que tengan como objetivo la organización de festivales, muestras o actividades culturales de base, adquiriendo a tal fin nueva infraestructura portátil como escenarios cubiertos que favorezcan la realización de conciertos en cualquier época del año.
  4. Se habilitará una partida presupuestaria abierta dependiente de la Concejalía de Cultura que permita, el apoyo directo a propuestas musicales que durante el año se reciban para su realización en Torrelavega.
  5. El Pleno del Ayuntamiento de Torrelavega se compromete a construir y habilitar técnicamente una sala de gestión municipal que mediante tasas de fácil acceso permita la realización de actividades multiculturales diversas, y que acoja una programación estable y accesible.

 

En Torrelavega a 27 de noviembre de 2017

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