Firmas ‘Plaza Esther García’ de Torrelavega


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Este no es un manifiesto más. No es una reivindicación más. No pretendemos hacer oír nuestras voces ante una injusticia. No es el nacimiento de una plataforma. Estas letras no parten desde la indignación ni persiguen una victoria.

Las personas y colectivos firmantes, a instancias de la Plataforma de personas afectadas por el transformador de Lasaga Larreta 33, nos juntamos bajo este texto y le damos firma para evidenciar un clamor, para poner negro sobre blanco y dar materialidad a algo que es etéreo, pero no por ello menos fuerte.

Hablamos de un sentimiento común, una certeza compartida por cualquiera que tuviera el mínimo conocimiento de quién, cómo y, sobre todo, para quién, fue Esther. Ese clamor, que nos apabulló desde el mismo momento de su muerte, ha llegado la hora de que tome forma: la queremos junto a nosotras y nosotros de nuevo y para siempre. La queremos en su ciudad y entre su pueblo. Creemos que pocas cosas hay en la sociedad torrelaveguense que puedan generar más consenso que la necesidad histórica de honrar la memoria de Esther García dándole un hueco en nuestro callejero.

Las personas que escribimos y suscribimos estas letras, no lo hacemos sino con un punto de vergüenza y remordimiento. Por dos motivos fundamentales. El primero es que sabemos que su férrea y extrema humildad era totalmente incompatible con nada que implicara un mínimo ensalzamiento de su figura personal post-mortem. Y así lo hizo saber en numerosas ocasiones, especialmente en sus últimos días. La segunda es porque creemos que algo tan evidente no debería ser motivo de declaración pública alguna: todo pueblo debe honrar a aquellas personas que dieron su vida y su aliento por el bien común.

Nadie, ni su más acérrimo enemigo político, podrá decir que ni una gota de sangre, sudor o lágrimas de Esther, corrió un segundo por su cuerpo para beneficio personal. De ahí parte ese clamor que aquí damos forma: nadie puede decir que Esther no se merezca un reconocimiento público de estas características.

Quienes abajo firmamos sólo aportamos nuestra humilde rúbrica para demostrar una ínfima, pero simbólica parte del apoyo popular que esta propuesta tiene, siendo muy significativa en lo que a la ciudad y su tejido social se refiere: individualidades, asociaciones, partidos, sindicatos, colectivos de toda índole…

Esther García Díaz nace un 24 de Septiembre de 1947 en Linares, Jaén, en el seno de una familia republicana, exiliada de Cantabria por motivos políticos. En 1973 ingresa en el Partido Comunista, donde ocupó diversos cargos llegando a ser Secretaria General del Partido Comunista de Cantabria. Dentro de Izquierda Unida, desempeñó las labores de secretaria del grupo municipal en Torrelavega entre 1991 y 1999 y de concejala entre 1999 y 2007. En esa época de su vida, se caracteriza por participar activamente en muchos frentes de lucha: miembro fundadora de la Asamblea Feminista de Torrelavega, fundadora y secretaria de la Asociación de Vecinos de Sierrapando o participando del movimiento ecologista.

En el año 2007, tras abandonar Izquierda Unida, funda el proyecto político al que dedicaría los últimos años de su vida: la Asamblea Ciudadana por Torrelavega, una candidatura municipalista con tres pilares básicos: participación ciudadana, defensa de lo público y defensa del Medio Ambiente, a la que se suman personas procedentes del movimiento vecinal, del movimiento obrero, del movimiento ecologista, comunistas, cristianos de base y militantes de IU y el PCE de Torrelavega. Será candidata, concejala y portavoz de ACPT hasta su muerte, la cual sus compañeros y compañeras de filas sintieron como si la de una madre se tratara.

La labor de Esther García en el Ayuntamiento fue lo más alejada posible a la que cualquier persona se imagina que realiza una “política profesional”. Su defensa inquebrantable de los humildes, fuera quien fuera y viniera de donde viniera, se hizo célebre: su despacho, permanentemente abierto, para algunos era “la verdadera concejalía de servicios sociales”. Además, el fomento sin descanso de la participación ciudadana, fue el verdadero eje transversal de su praxis política. Muchos son los adjetivos que pudieran hacerla justicia y que desplegaba en su acción política diaria: tenaz, incorruptible, comprometida, humilde, buena escuchadora, generosa, con carácter, honrada, vehemente, transparente, desinteresada…pero sobre todo uno: buena persona. Sabía que este sistema económico, social y político está podrido y sólo beneficia a unos pocos. Por eso, su obsesión diaria era trabajar para construir la alternativa, pero también ser de utilidad en el aquí y el ahora a aquellos que lo sufrían diariamente, en su ciudad, en su Cantabria.

Pero no sólo estamos reivindicando la figura de Esther García como persona volcada en la política municipal. Reivindicamos y creemos que es digna de ejemplo también su trayectoria en todos los demás ámbitos. Fue madre coraje viendo cómo su hijo (primer insumiso cántabro al servicio militar) era encarcelado. Fue una amante y defensora de la cultura, tradiciones e identidad cántabras, participando durante 22 años en la tradición popular de Las Marzas de Torrelavega. Tras su muerte, se le otorgó el título de Marcera Mayor junto a la poetisa Gloria Ruiz, siendo las primeras mujeres en recibirlo. Fue poeta, llegando a publicar un libro. Fue una amante de la pintura y el canto.

No buscamos una exaltación a su persona ni trayectoria, no queremos una gran avenida, ni una plaza grande y vistosa. Queremos que su nombre figure junto a nosotras y nosotros. Queremos que su nombre figure en un sitio humilde, en una plaza humilde, en un barrio humilde. Queremos que esté en el sitio que refleja una de las luchas más largas de las que formó parte: liberar al vecindario de Lasaga Larreta 33 de un transformador ilegal que consumía la salud de quienes vivían en su entorno (en la confluencia de las calles Teodoro Calderón y Lasaga Larreta).

En tiempos de zozobra moral, de quiebra de la ética política y ciudadana, de desconfianza generalizada en todo lo “político”, nos parece de justicia e innegable, que cualquier pueblo reconozca a aquellas personas que lo dieron todo por el común, sin esperar ni querer nada a cambio. Nos parece, pues, que una ciudad como Torrelavega quiere y debe inaugurar, orgullosa, la Plaza Esther García.

En Torrelavega, durante el mes de abril de 2021.

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