La ACPT ha criticado en numerosas ocasiones las medidas de cara a la atención a la ciudadanía que se han tomado después del estado de alarma, todas ellas basadas en el principio de la improvisación y la diversidad de criterios. Principio que por desgracia aplica el equipo de gobierno en cualquiera de sus áreas.
El pasado miércoles quedó nuevamente de manifiesto la situación de descontrol existente en el área de Recursos Humanos del Ayuntamiento de Torrelavega. Ayer fue el primer día tras la finalización del contrato que se había formalizado con una empresa privada para el control de acceso a dependencias municipales y no se había previsto absolutamente nada para suplir las labores que este personal venía realizando.
El Ayuntamiento no comunicó nada a los trabajadores y trabajadoras de los distintos servicios, ni se les informó cómo se iba a realizar ese control de acceso a partir de ahora, surgiendo los primeros problemas nada más abrir las dependencias de estadística y registro ubicadas en el Zapatón.
Sin control de acceso, los trabajadores y trabajadoras de esos servicios empezaron a ver cómo la gente se aglomeraba a la entrada sin que hubiese nadie que organizase la espera o diese instrucciones. Ante la protesta de quienes allí trabajan, la brillante respuesta que se le ocurrió a la concejala responsable de Recursos Humanos, Cecilia Gutiérrez Lázaro, fue quitar al único conserje que estaba en el Palacio Municipal al frente de la centralita, quedando la misma durante toda la jornada sin atender y las dependencias de esa sede sin control de acceso o información al ciudadano. A última hora de la mañana pudimos comprobar que eran 206 las llamadas perdidas.
No tuvieron que pasar ni veinticuatro horas desde el último pleno, en el que toda la oposición denunció la grave falta de personal en los diferentes servicios y la falta de organización y determinación de la responsable de RRHH y su equipo de gobierno, para que volviese a quedar patente la precaria situación que atraviesa en estos momentos el Ayuntamiento de Torrelavega.
Lo peor de todo es que quienes sufren esta situación a diario son nuestros vecinos y la plantilla que les atiende: los vecinos llegan cansados de esperar, hartos de dar vueltas y cabreados. Y son los trabajadores y trabajadoras quienes tratan de calmar, pedir disculpas y lidiar con las situaciones que se producen. Ni unos ni otros son los responsables de haber llegado a este descontrol generalizado y de ponerle fin.
Desde el equipo de gobierno se debe abordar de una vez este problema con urgencia y seriedad, desterrando las improvisaciones y unificando criterios. Para empezar a dar una mejor atención a los ciudadanos es necesario más personal y esto pasa por finalizar de una vez el proceso de contratación de conserjes que comenzó en marzo de 2019 y lleva paralizado sin explicación desde junio de este año.
En Torrelavega a 6 de octubre de 2020