Asumir errores ajenos como sinónimo de dar impulso.


El Pleno de Torrelavega ha dado el visto bueno a recepcionar las obras del campo de fútbol del Malecón. Hasta aquí todo correcto, pero la realidad es que se ha cometido un acto de profunda irresponsabilidad encabezado por el concejal de deportes Jesús Sánchez, permitido por el alcalde, conocedor de la situación, y avalado de forma cómplice por el PP y Torrelavega Sí.

Tras seis años de litigios y diferencias sobre los numerosos errores que presenta el campo de fútbol, algunos visibles y otros no tanto, el Gobierno resuelve el problema con una limosna de 50000 euros y en Torrelavega, la corporación municipal da palmas con las orejas. Un poco más de dinero que el sueldo del concejal solventa lo que numerosos informes técnicos municipales evidencian como carencias legales y fallos de ejecución de acuerdo al proyecto. Debería hacer sospechar a cualquiera.

La segunda ciudad de Cantabria no pinta nada para el ejecutivo autonómico, pero además, desde aquí se facilita ese menosprecio. No pasa nada, tiramos del dinero de las arcas municipales aunque no corresponda. Para el Gobierno de Cantabria debe ser un chollo la actual corporación de nuestro Ayuntamiento que callan, obedecen y acatan. Y por si fuera poco, públicamente lo celebran.

Que nadie se lleve a engaño, cuando se nos indica que se ha dado un impulso a un problema para darle una solución, lo que ha ocurrido es que se ha renunciado a los derechos que ésta ciudad tiene. Derechos tan básicos como que se realice inversión en infraestructura deportiva y se nos entregue en perfectas condiciones de uso y de cumplimiento de normativa.

El Malecón presenta numerosas deficiencias de las que ni tan siquiera conocemos el importe total que supondría su arreglo.

Se nos pretende hacer creer que de las casi cien deficiencias detectadas por los técnicos, tan sólo cuatro realmente tienen consistencia, gracias a diversos informes emitidos por el propio arquitecto firmante del proyecto y dirección facultativa de la obra. La realidad es tozuda, y tan sólo es necesario darse una vuelta por el campo para comprobar como muchas otras de esas deficiencias son reales. Incumplimientos del Código Técnico de Edificación en unos casos, de la normativa de tráfico en otros, de la normativa de Lugares de Trabajo, o del Real decreto de señalización.

El último informe de un amplio expediente, fue solicitado por el concejal de deportes a una ingeniería pidiendo valoración únicamente de esos cuatros aspectos y ni siquiera en su totalidad, obviando otras tantas deficiencias. En ese informe ya se tasa en cerca de 13000 euros la actuación necesaria. Teniendo en cuenta que una de las partidas presupuestarias más importantes no contempla la totalidad de la actuación necesaria.

Pero existen muchos más aspectos como por ejemplo la instalación eléctrica del campo en la que las inversiones necesarias para ADAPTARSE A NORMATIVA, se disparan hasta los 107.500 euros que, como mínimo, costará subsanar las deficiencias del centro de transformación, la instalación de un centro de transformación de 630 KVA (obligatorio para la realización de cualquier evento en el campo) así como la sustitución del grupo electrógeno existente por otro que garantice su funcionamiento.

Es significativo el informe emitido por una ECA (Entidad de Auditoría e Inspección) de fecha noviembre de 2017 en el que se advierte que ni tan siquiera existe autorización para la puesta en servicio de la instalación.

Quizás influyan aspectos como que los cables de entrada de alta tensión no dispongan de protección mecánica (casi nada) o que la puerta exterior y la verja de acceso al transformador no dispongan de enclavamiento, pudiendo abrirse con el transformador en funcionamiento (totalmente ilegal y obviamente, peligrosísimo).

Como detalle, cabe mencionar que recepcionamos una instalación de la que ni tan siquiera se dispone del esquema unifilar.

A esto debemos sumar deficiencias de sobra conocidas por todos, como por ejemplo la falta de señalización vertical y horizontal para personas con movilidad reducida, la obligatoria reordenación del aparcamiento o deficiencias constructivas en los vestuarios y en el entorno del campo, por ejemplo, barandillas cayéndose y sin la resistencia exigida por el código técnico de edificación.

Es casi imposible dar una cifra para solventar las deficiencias que presenta el campo pero, probablemente, se vaya más allá de los 200.000 euros. Y que no nos engañen, no hablamos de mejoras o tareas de mantenimiento como han explicado públicamente, si no de incumplimientos legales y de ejecución.

Con estos datos, el concejal Jesús Sánchez nos acusa de poner palos en las ruedas y frenar el avance de la ciudad, tirando de argumentos tópicos de un cacique local al que le molesta que se le cuestionen sus decisiones, como si el dinero con el que piensa afrontar esas deficiencias a partir de ahora fuera suyo. Que sepa, aunque ya debería, que nos puede acusar de lo que quiera, pero seguiremos denunciando sus prácticas despilfarradoras que en absoluto implican un avance para la ciudad como vende ufano, sino una pérdida de recursos en medio y largo plazo para Torrelavega y en este caso también, para la Gimnástica.

Las facturas, a partir de ahora, darán y quitarán razones.

 

En Torrelavega a 29 de marzo de 2018

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