Pensemos, por una vez, antes de actuar.
Desde que se certificó que en la finca de La Carmencita no íbamos a tener un monumento al absurdo en forma de Centro de Emprendedores, incluso desde que se proyectó ese despilfarro, venimos defendiendo que las necesidades que debe cubrir esa finca de titularidad municipal, son otras distintas a las que nos pretendieron imponer.