Llevamos ya considerable tiempo acometiendo obras en diversas calles de la ciudad, y desde la ACPT, comprobamos como, cada vez más, el incumplimiento de las normas de seguridad se hace constante hasta el punto de convertirse el acceso a una vivienda en una yincana para los vecinos de la zona. Y es que no sólo hablamos del acceso estricto a la entrada de cada vivienda o portal, si no que en una suerte de búscate la vida, las obras se descarnan en mitad de las calles, mezclando trabajadores con viandantes sin ningún tipo de orden ni medida de seguridad.
El incumplimiento de velar por la seguridad propia y de las personas a quienes puedan afectar las actividades desarrolladas parece no importar a las empresas adjudicatarias, teniendo la complicidad de nuestro Ayuntamiento que con tremenda inoperancia permite que se ejecuten obras en mitad del casco urbano, como si de un descampado se tratase y nadie fuese a pasar por allí.
Los vecinos se quejan de tener que atravesar calles levantadas, con zanjas, agujeros, barro y obstáculos diversos, condiciones que tan siquiera son admisibles para los trabajadores que allí vuelcan su esfuerzo.
Nos sorprende que cualquier empresa que licita a una obra del ayuntamiento, debe asegurar unas condiciones de ejecución del trabajo, que entre otras cosas, deben garantizar una ejecución segura para todas aquellas terceras personas que puedan verse afectadas. Lo recogen además en diversa documentación que, por si fuera poco, es legalmente exigible. Pero es que también se presupuesta y se cobra por la ejecución segura de esos trabajos. Puede que jugando con la seguridad de nuestros vecinos, se estén aumentando los beneficios de los de siempre.
Estamos hablando de riesgos de la más diversa tipología. Desde atropellos por maquinaria, a posible caída de materiales. Desde caídas hasta golpes. Esto nos obliga a exigir profesionalidad a aquellas empresas que contratamos y a las que seguramente, las estemos pagando por ejecutar sus trabajos de una forma adecuada al entorno en el que se encuentran.
Debemos exigir que se delimiten las zonas de trabajo y las zonas de peligro, de forma que nadie externo a los trabajos pueda acceder a los mismos, ni mucho menos, verse obligado a cruzar por mitad de la obra para poder desplazarse. Como Ayuntamiento, estamos obligados a velar por la seguridad de nuestros vecinos y eso, nos obliga a que las obras queden perfectamente señalizadas cuando se está trabajando en las mismas o por las noches. No se puede permitir que nos topemos una nueva rotonda o una calle cortada por la noche sin que una señalización previa y una iluminación de advertencia nos avisen de esa situación. O como vemos estos días, tres señales en escasos diez metros, colocadas sin ningún sentido ni criterio.
Entendemos que la comprensión de los vecinos cuando se ejecuta una obra, debe ser proporcional a los riesgos o molestias de difícil solución como la generación de polvo o de ruido, pero aquellas situaciones que son evitables, se deben afrontar. Por el bienestar de los vecinos y por la seguridad de los mismos.
Por todo esto, exigimos al equipo de gobierno y a los técnicos correspondientes que se exijan la correcta planificación y ordenación de las obras que se realizan en el casco urbano, impidiendo el acceso a la zona de trabajo de personas ajenas a la obra y estableciendo desvíos provisionales de peatones debidamente señalizados, existiendo un mantenimiento de los mismos para evitar que estos desvíos sean alterados por causas diversas y que se mantengan además en condiciones de uso adecuadas para los vecinos que deban usarlos. Exigimos de igual manera, que desde el Ayuntamiento se asuma la obligación de vigilar el estricto cumplimiento de esas medidas con visitas de trabajo, en lugar de aparecer por las mismas solamente para hacerse un completo reportaje fotográfico, que al actual equipo de gobierno, parece ser que es lo que más le gusta.