Publicamos un artículo de opinión de nuestra compañera Mª Luisa González Rueda. Esperamos que os guste.

LA PROTESTA NOS HACE LIBRES

El panorama social y económico del país y de Cantabria es negro. El futuro se presenta incierto, las expectativas de un caminar seguro por las sendas y los caminos del bienestar y la paz que te brindaba un estado comprometido con su ciudadanía se están yendo a pique a marchas forzadas. La llamada impuesta desde las cúpulas del poder de Europa, les ordenaron a nuestros gobernantes que la política a seguir sería el «ahorro», la»austeridad», el «recorte presupuestario» y un largo etc.

Así fríamente parece fácil, tal vez, para una pequeña élite de favorecidos y privilegiados del Sistema; todas esas medidas apenas les rozan y en sus círculos sociales sentados en el atardecer del verano contemplando el declinar del Sol, les resultará casi hasta anecdótico y divertido. Ignoran que existe una realidad ajena a su brillante mundo. Ignoran que en la trastienda de la riqueza y la opulencia subyace la incertidumbre y el miedo. El miedo cruel que anida en el joven estudiante, pensando que tal vez no pueda proseguir sus estudios. El miedo atenazado de un amplio grupo de trabajadores de la enseñanza publica y privada que atónitos observan como cercenan sus puestos de trabajo. El miedo y la zozobra del parado conocedor de que en poco tiempo se quedará sin cobertura social. El miedo y la inseguridad del jubilado que de repente descubre que la «vejez dorada» era un mito. El miedo y el terror mudo del enfermo dependiente que debido a su escasa economía se verá abocado al abandono y a la soledad. El miedo real y acechante en definitiva de tantos y tantos ciudadanos que pueblan nuestras villas y ciudades, a los que sólo la vía de la protesta les aliviará las frustraciones de ver sus derechos denigrados y pisoteados. Además canalizan así su desilusión y su futura pobreza.

Porque; ¡eso s¡, en arrojo, valentía, nobleza y casta son muy ricos. Y es que, gobernantes y oligarcas de este país herido de muerte, mientras subsista el descontento y la rabia, cada día una gran ola de indignados tomarán las calles con sus voces. Sus proclamas atronarán el aire y despertarán conciencias. Sin temor a la represión, a la amenaza, romperán las cadenas de la miseria liberando el yugo de las injusticias y gritarán ¡BASTA YA!